miércoles, 9 de diciembre de 2015

“Si le gustan los libros, no le regales libros”



El título del post llama un poco a engaño, porque no hay mejor regalo para un lector que un libro. Sin embargo, y aunque pueda parecer paradójico, regalar libros a una persona que ama leer (que vive y respira libros), puede no ser una de las ideas más brillantes del mundo. Si esa persona no os ha dejado claro qué libro quiere (o si no la conocéis muy muy muy bien), muchas veces esta decisión, que a priori puede ser incluso lógica, acaba en un fracaso rotundo. Es muy posible que estéis pensando “qué exagerada, si yo le regalé un libro a fulanita y me dijo que le encantaba y que qué bien”. Bueno, seguro que vuestra abuela os ha regalado una bufanda horrible que está en el fondo del armario en el mejor de los casos y le dijisteis que os encantaba (aunque, casualmente, no la llevéis NUNCA) y de vez en cuando le soltáis que “qué calentita que es, qué bien me va”, ¿no? Pues eso.
Yo confieso que he regalado libros que me habían regalado a mí (¿eso es re-regalar?) y, sinceramente y aunque mi corazón se vuelva un poquito más negro, no me arrepiento, aunque sé que la persona que me lo dio lo hizo con la mejor intención del mundo.
Con todo esto, me gustaría dedicar este post a dejar claro por qué a veces regalar un libro a un buen lector no es una buena idea. Aunque si, finalmente, decidís hacerlo, también os voy a dar cuatro apuntes para que toméis la mejor decisión posible (y que sea lo que los dioses quieran).

¿Por qué no puedo regalar libros a un lector?
  • Que me gusten los libros no significa que me gusten TODOS los libros. Tal vez a una persona que no le guste leer piense que, al fin y al cabo, todo son historias y páginas escritas, pero un amante de la lectura sabe que no es así y por eso hay que ser muy cuidadosos a la hora de escoger. El que es lector de verdad sabe que cada libro es un potencial pedacito de su alma. Por lo tanto, bajo esta consigna, no se puede ir a coger lo primero que se pille, el que está de oferta o el best-seller de turno.

Recomendación: Si no estáis seguros, preguntad primero. Mataréis el factor sorpresa pero os lo agradecerán.
  •  Que te haya gustado a ti no quiere decir que me vaya a gustar a mí. Este error es muy común y suele producirse con la mejor de las intenciones por parte del que regala. Alguien se lee un libro, le encanta, te lo “enchufa” como regalo, te dice que le encantó, que casi se muere del gusto, y tú sin abrirlo sabes perfectamente que a)no te gustará o b)es un bodrio como una catedral. A todos nos encanta leer reseñas, y yo desde que navego por el mundo blogger y booktuber he descubierto autores y libros maravillosos. Pero también me he encontrado con verdaderas castañas que, por muy alabadas que sean, he pensado que no había por donde cogerlas. Shit happens, como dicen. El problema viene cuando estas se convierten en regalos y te sientes obligado a leerlas.

Recomendación: Tantead al lector primero, y si no veis una respuesta muy entusiasta, desistid.
  • Que un libro esté en la lista de los más vendidos no quiere decir NADA. Sálvame y HMYV están entre los programas más vistos de la televisión, ¿verdad? Pues no tengo nada más que decir al respecto.

Recomendación: ídem del anterior punto.  
  • “Un día maté un perro y me llamaron mataperros”. Esta cita tan desafortunada es para poner de ejemplo esa situación que se da cuando tú un día dices a lo loco, sin pensar en las consecuencias, viviendo al límite: “Me estoy leyendo un libro de Henning Mankell y me está gustando mucho”. A partir de entonces, no solo recibes toda bibliografía del autor sino que te machacan en cada cumpleaños y fiesta de guardar con novela negra nórdica, sea de quien sea. En estos casos no hay más remedio que decir STOP.

Recomendación: Preguntad un poquito, interesaos por si es su género preferido o no, si tiene muchos libros de ese tema, si está predispuesto a seguir leyendo…

Y ante la duda… hay que preguntar. En mi opinión, siempre es mejor acertar sin que sea una sorpresa a regalar un libro y que “curiosamente” siempre se lo haya dejado a alguien cuando vamos a su casa y preguntamos por él.



¿Os ha pasado algo parecido?